Si bien es cierto fue algo que llegó al final de mi vida laboral , no tengo duda que fue el cumplimiento de uno de mis sueños y que cada vez que estaba en el trabajo de aula disfrutábamos cuanto hacíamos, claro que con algunas excepciones, pues es normal que no a todos guste o la propuesta de la planeación o la materia o el profesor -especialmente yo lo disfrutaba-.
No todos los días eran fáciles. En mi caso estuve con alumnos de 6to, 7mo y 8vo grado, jóvenes en plena pre adolescencia que exigen del docente valor y firmeza que se convierten en el garante de la disciplina. Paciencia, pues si pierdes el autocontrol tus alumnos de inmediato lo perciben y se daña la clase. Prudencia para que en medio de un enojo no hieras a alguno de tus alumnos. Escucha para que sientan lo importantes que son para ti y lo valiosas que son sus opiniones para enriquecer el trabajo propuesto. y por ultimo y más importante gozo y disfrute. Todos estos elementos se hacen fundamentales en la construcción de un bien pedagogo.
Hacer con el placer de crear y construir independiente del impacto sobre otros para ayudar a construir la libertad de pensamiento de los alumnos, que a mi juicio son la razón del ser del profesor; por eso el docente necesita una formación humana integral... Todo lo aprendí teorizando y viviendo. En mi corazón quedaron recuerdos maravillosos:
1. Que los alumnos fueran por mi a la sala de profesores -dos me cogieran de gancho y otros me llevaban el material de la sala de maestros al aula- a pesar del enojo que causaba en los demás profesores, y las sugerencias de la coordinadora sobre la disciplina ¿pero cómo llamar indisciplina al amor?
2. El interés en el trabajo en el aula, aunque aveces parecía desorden -sobre todo para las aulas contiguas- para mi eran explosiones de creatividad; por esto la mayoría de las veces optaba por clases en espacios diferentes del aula.
3. Hacíamos visitas por las calles del pueblo, El Retiro, para que conocieran su patrimonio cultural y arquitectónico -algunos de mis alumnos llegaron a realizar maquetas que yo apenas logré en el 2do semestre de mi formación como arquitecta-.
4. Aprendieron técnicas de pintura y como resultado realizamos exposiciones de sus trabajos en la casa de la cultura.
5. por último el haber ganado la feria de la ciencia significó mucho para ellos y para mi también.
Por todo esto puedo concluir que según mi experiencia la docencia es una vocación -llamado-: lo sientes, te formas, empieza tu parte laboral, algunos buscando mejores oportunidades económicas otros porque sienten la vocación, pero lo realmente importante es entender que en algún momento se vuelve misión.
Martha Elena Cardona.
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