12 de noviembre de 2014
Desde
la noche de ayer sentía algo de ansiedad, di algunas vueltas en la cama antes
de dormir pensando en cómo sería el siguiente día, por fin pude dormirme.
Camino
al Institución educativa José Asunción Silva me imaginaba como sería el lugar,
como serían los salones –antiguos o modernos?- cómo serían las personas que nos
recibirían, qué actitud tendrían, pero en lo que más pensaba era en cómo serían
los niños, cómo reaccionarían al verme y como me sentiría yo. Tenía demasiados
cómos y qués en mi cabeza.
Por fin
llegue al colegio, y comprobé que era un espacio grande y además contaba con
zonas verdes lo que me hizo pensar que los alumnos no se sentían encerrados
allí como pasa en tantas instituciones sólo conformadas de concreto y los niños
no tienen espacios para crear e imaginar con la naturaleza. Inmediatamente después
de llegar vi muchas caras conocidas, ya habían llegado algunos compañeros y el
profesor Manuel nos daba la bienvenida y nos explicaba que había organizado una
pequeña actividad para la primera interacción con quienes serían nuestros
maestros cooperadores y la coordinadora de la institución.
Nos
desplazamos a una de las salas de sistemas del colegio en donde nos esperaban
los maestros, al ingresar empecé a observar caras y reacciones pero realmente
no causamos mucha impresión; creo que los maestros ya habían pasado por esta
situación de conocer a los nuevos practicantes
muchas veces y no era algo tan novedoso como para mí. Después de algunas
actividades de integración, el profesor Manuel nos invitó a presentarnos de una
forma diferente, dándonos la oportunidad a nosotros los maestros de formación
de exponer lo que deseábamos y además lo que ofrecíamos en nuestra primera
labor y además dándole la oportunidad a los docentes de darse a conocer no solo
a través de su nombre, sino también mediante su forma de trabajo, sus
fortalezas y lo que requerían de nosotros. Una presentación en particular llamó
mi atención y fue la de la maestra
Victoria Bernal quien
mencionó
algo que a mí siempre me ha interesado como maesa y es que a los
estudiantes
se les debe formar en el saber pero principalmente en el ser, mediado
por
el amor y la paciencia. Tuvimos la
oportunidad de elegir al maestro con quien queríamos emprender nuestra labor o
mejor dicho nuestra contextualización con el entorno escolar y yo me acerqué a
la maestra Victoria, ella inmediatamente me acogió y quiso saber un poco más de
mí y tuvimos una sencilla conversación sobre mi vida y a lo que me dedicaba;
además tuve la oportunidad de preguntarle
por qué había escogido esta carrera y
así poder tener otras opiniones en mente.
Por
fin pude llegar al aula de clases que era lo que realmente deseaba más, era 2do
primaria, aunque no tuve la oportunidad de conocer a todos los niños ya que la
mayoría ya se encontraban en vacaciones y estaban en jornada de refuerzo si
puede tener un primer acercamiento con algunos alumnos, quienes me miraban con curiosidad
y se acercaban hacerme preguntas: ¿quién era? ¿Por qué estaba allá? ¿Qué iba
hacer? ¿Iba a ser su profesora? Mediante estas preguntas pude conocerlos y
hacerme conocer un poco más, además observar su forma de actuar y su forma de
relacionarse con el maestro. También pude comprobar que para los niños de esta
edad la canción es fundamental y empecé en que debía aumentar mi repertorio. En
este primer día no pude pasar mucho tiempo en el aula pero por lo menos pude
vislumbrar algo de las dinámicas que se manejan en este entorno y surgieron
nuevas preguntas sobre mi futuro y la forma en que quiero hacer las cosas de
ahora en adelante.
Sara Rios Cardona